Para mi fue un verdadero placer poder compartir una velada como la de la semana pasada en el acogedor restaurante Michelangelo uno de los mejores en su género en Santa Cruz Bolivia.
Una mesa para tres, el que escribe y frente a mí un enófilo, estudioso que aprecia y ama las buenas cualidades del vino, y un enólogo, asesor técnico responsable de dirigir el proceso de elaboración del vino. Es el experto que supervisa en la bodega tanto la elaboración, el almacenaje, análisis, conservación, embotellado y comercialización del vino. de lo mejor que hay en la profesión. El enófilo era Carlos el dueño del restaurante y con la mejor bodega de Santa Cruz cómo ya he publicado en otras ocasiones, el enólogo uno de los pocos jurados internacionales que tenemos en Latino América y considerado uno de los mejores enólogos del Mundo Sergio Correa Undurraga y frente a los tres una botella de Brunello de Montalcino, Alle Mura, Poggio 2000.Con tales compañeros y ante tal botella la velada fue larga sosegada y con apreciaciones que sólo los grandes letrados del vino pueden aportar.
De este vino dice la famosa revista “Wine Spectator” que tiene "Nariz impresionante para la época, con un montón de fruta madura y hermosas flores. Con cuerpo y muy aterciopelado, con taninos equilibrados y gran de fruto. Me encanta este mejor. A partir de 2006." .
Pero sinceramente el parecer de Carlos y de Sergio me parecen mucho más interesante que los de esta famosa revista americana.
A Carlos Suarez, le llamo la atención que el color de un vintage 2000 que ya tenía que fresar tonos rojos amarronados, tuviera todavía y después de 11 años el esplendor de los purpuras propios de de los jóvenes.
En cuanto a los aromas, resplandecen los terciarios y, oh milagro !! , todavía resaltan los primarios las frutas, flores y vegetales. Carlos nos hizo observar que según pasaba el tiempo el mosto italiano iba mejorando, si bien no lo decantamos con el tiempo que esta etiqueta exige, si lo filtramos con sílice para abrirlo y que se orease, aún así las variaciones fueron notables, hasta Sergio tenía que ir ampliando sus notas de cata ya que cata diez minutos el vino aportaba nuevas y extraordinarias sensaciones.
Sergio, sentaba cátedra desde su profunda humildad y Carlos aportaba sus sensaciones, de quien tiene sangre italiana y sabe de los caldos del país alpino, una mágica simbiosis y cuyo resultado quedo plasmado en las notas de cata que me envía Sergio Correa Undurraga.
Color: No había un muy buena luz, pero yo lo vi con un rojo que aún mantenía los matices rubíes, brillante y atractivo. Aun muy buen color para un vino de más de 10 años.
Nariz: agradable, con bastante frutas rojas maduras, notas de flores (rosas rojas y violetas), cedro agradable, especiado en vainilla, una punta de canela, tabaco tenue, ahumado sutil, ligera nota de grosella negra.
Boca: muy fino, con taninos suaves y sedosos, maduros y redondos, estructurado, acidez perfecta y equilibrada, aparece la fruta delicada, las especias, ligeramente ahumado, vino de rango y señorío.
Retrogusto: largo, suave, cálido, muy personal.
La velada no quedo aquí, Esa noche degustamos, según Sergio, vinos de muy buen nivel. Incluidos los que “cría” el enólogo francés Francois Torrez de marca “Carlos Michel” y que son los que apadrina Carlos y son el buque insignia del restaurante.
Pero como la noche también tiene secretos, dejo sin desvelar, el oro que tomamos en el postre para seguir estudiando este vino y poderlo desvelarlo en una próxima nota.
Y de la comida mejor no hablar, ya que si los caldos estuvieron más que en las alturas en la estratosfera, el servicio y los majares del Restaurante Michelangelo no anduvieron ni mucho menos a la zaga de los caldos.
Muchas gracias Carlos Suárez y Sergio Correa Undurraga , por permitir que este “juntaletras” pudiera ser testigo de esta velada mágica, de tertulia, sabiduría y sabias palabras de dos enamorados del vino.
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