Cada primavera, justo cuando empiezan a salir los primeros brotes en la viña, se reúnen la flor y nata del mundo del vino para probar 'en primeur' los vinos de la nueva añada bordelesa. Como la 2010 tenía buena pinta y disponía de una invitación a través de elmundovino; decidí acercarme a la zona de Saint-Émilion y experimentar por primera vez este gran acontecimiento vinícola. La verdad es que ha sido una experiencia realmente interesante, algo desde mi perspectiva casi obligatorio para el amante del buen vino.
Burdeos es sin duda la cuna de los grandes vinos y lo que sucede aquí cada primavera tiñe los mercados y revistas especializadas en todo el mundo. Aquí se formaron los grandes nombres de la prensa especializada británica, y también Robert Parker dio sus primeros pasos aquí para luego convertirse en el hombre más influyente del este mundillo.
En total hay siete puntos de cata distribuidos por las zonas más relevantes y organizadas por la UGCB (Union des Grands Crus de Bordeaux): 1. Graves y Pessac-Léognan; 2. Saint-Émilion; 3. Pomerol; 4. Médoc, Haut-Médoc, Moulis y Listrac; 5. Margaux; 6. Saint-Julien, Pauillac y Saint-Estèphe; y 7. Sauternes y Barsac. Como disponía de poco tiempo y con las facultades mermadas por problemas de alergia, decidí concentrarme en la zona de Saint-Émilion.
La primera sesión de cata fue Château Couspaude, sede de la cata de la UGCB para Saint-Émilion. Una vez fichado y etiquetado, empieza el trabajo con copa (Riedel), catálogo y librito para las notas en mano. Hay mucha gente en la sala, pero está todo bien organizado. En una hora y media pude catar todos los vinos disponibles: 18 en total. La única pega fue que los 'super' de la zona estaban reservados para las catas privadas de los especialistas, y no tuve la oportunidad de saborear cosas como Château Cheval Blanc, Ch. Angélus o Ch. Pavie. Una pena...
En total hay siete puntos de cata distribuidos por las zonas más relevantes y organizadas por la UGCB (Union des Grands Crus de Bordeaux): 1. Graves y Pessac-Léognan; 2. Saint-Émilion; 3. Pomerol; 4. Médoc, Haut-Médoc, Moulis y Listrac; 5. Margaux; 6. Saint-Julien, Pauillac y Saint-Estèphe; y 7. Sauternes y Barsac. Como disponía de poco tiempo y con las facultades mermadas por problemas de alergia, decidí concentrarme en la zona de Saint-Émilion.
La primera sesión de cata fue Château Couspaude, sede de la cata de la UGCB para Saint-Émilion. Una vez fichado y etiquetado, empieza el trabajo con copa (Riedel), catálogo y librito para las notas en mano. Hay mucha gente en la sala, pero está todo bien organizado. En una hora y media pude catar todos los vinos disponibles: 18 en total. La única pega fue que los 'super' de la zona estaban reservados para las catas privadas de los especialistas, y no tuve la oportunidad de saborear cosas como Château Cheval Blanc, Ch. Angélus o Ch. Pavie. Una pena...
Confieso que no resulta sencillo valorar los vinos a estas alturas; siendo tan potentes, concentrados y muy poco hechos, y sólo seis meses después de la vendimia. Pero después de catar unos pocos, empiezas a ver lo que hay detrás y su potencial para el futuro. A mi parecer, en esta sesión destacaron cuatro vinos por su buena fruta y equilibrio: Château Larcis Ducasse, Château Figeac, Château La Gaffelière y Château Dassault. Hubo de todo, pero coincido con otros compañeros de cata en que muchos pecaron de una extracción excesiva y taninos bastante agresivos.
Alrededor de las catas 'oficiales' de la UGCB hay un montón de catas abiertas y otras por invitación; pero una vez fichado, no resulta difícil seguir los carteles y entrar donde casi quieras. Tenía invitación a 'La Grappe Primeurs 2010' en Château La Gaffelière. Situado en el mismo Saint-Émilion, resultó cómodo y muy interesante, ya que no sólo contaba con vinos de esta denominación, sino de todo Burdeos, otras zonas francesas y también una pequeña representación internacional. Más de 65 bodegas en total.
Con los dientes bien manchados de los concentrados merlot de Saint-Emilion, decidí centrar los esfuerzos (y lo que quedaba de la capacidad organoléptica) en probar muestras de otras zonas bordelesas. Otros me han comentado que mientras ha habido bastantes altibajos con los merlot de la orilla derecha como Saint-Émilion, la añada 2010 ha tratado mejor a la casta cabernet de la orilla izquierda. Parecía lógico, por tanto, prestar especial atención el los vinos que contaban con una buena dosis de cabernet sauvignon.
Después de todo, estoy básicamente de acuerdo. En general he encontrado más equilibro, sabor y posibilidades en los vinos de Pessac-Léognan, Médoc, Margaux, etcétera. Los más interesantes: Château Brown (Pessac-Léognan), Château Saint-Paul (Haut-Médoc), Château La Rousselle (Fronsac), Château Preuillac (Médoc), Domaine de Chevalier (Pessac-Léognan) y Château Les Carmes Haut-Brion (Pessac-Léognan).
Al final, probé en La Gaffelière, dirigido por Stéphane Derenoncourt, unos 25 vinos, pero pocos de fuera de la zona de Burdeos. El paladar de el que suscribe no daba para más. El único representante español fue la única bodega que en nuestro país trabaja con Derenoncourt, Alonso del Hierro, con sus conocidos riberas y el nuevo Paydos 2010, de Toro: muy bueno, por cierto. Para rematar (y refrescar la boca), probé el excelente y altamente recomendable Savennières de Domaine FL (Loira).
En resumen, la añada 2010 de Burdeos pinta bien, en especial los cabernets de la orilla izquierda. La única pega puede ser el manejo final del grado alcohólico. Por ejemplo, Petrus 2010 está cerca de los 15º. El calentamiento parece ser un factor importante y por aquí empiezan a buscar soluciones; entre ellas, clones más apropiados para un clima más caluroso.
Fuente: EL MUNDO
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