Mundovino nos cuenta que apenas unos meses después de que una delegación de la Unión Europea, sector vitivinícola incluido, visitase a la presidenta Dilma Rousseff para pedirle que Brasil, una de las mayores potencias económicas mundiales, rebajase su muro aduanero e impositivo que dificulta las exportaciones europeas, el Gobierno brasileño ha anunciado que si no te gusta el caldo, taza y media. Se están preparando unas llamadas 'medidas de salvaguarda' que, de entrar en vigor, acabarán con el vino que no sea de Mercosur.
En un gesto típicamente populista de un Gobierno 'progresista' iberoamericano, el Ejecutivo de Rousseff anunciaba el 15 de marzo que había que proteger el sector del vino autóctono y propone estas posibles medidas:
1. Aumento de los aranceles, con una tasa a la importación que ya era enorme (27%) y se convertiría en aplastante (55%) para todos los países salvo los socios de Mercosur: Argentina, Uruguay y Chile.
2. Cupos cuantitativos a las importaciones de vino para todos los países salvo Argentina y Uruguay. En este caso, incluso Chile estaría afectado.
3. Precio mínimo obligatorio de venta para los vinos importados.
4. Otras exigencias, incluidas frases en portugués que hasta ahora podían colocarse con una pegatina en la contra-etiqueta, pero que podrían pasar a ser obligatoriamente impresas en la etiqueta delantera.
Todas las asociaciones brasileñas implicadas en la importación y distribución de vinos, supermercados incluidos, se reunieron para estudiar esta amenaza y preparan un recurso legal, para el que tienen 40 días.
Uno de los principales importadores del país advierte de que se avecina "la muerte de la importación de vinos en Brasil". Es sin duda la mayor amenaza que recibe el sector en más de 40 años.
Hasta en Chile hay alarma por el asunto de los cupos posibles para sus vinos. Según la prensa chilena, el organismo del sector, Vinos de Chile, "comenzó a organizarse rápidamente" y pretende contratar una "asesoría externa para hacer frente a la iniciativa publicada la semana pasada por el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior" de Brasil.
En Europa, los organismos del vino siguen embelesados con su defensa de los derechos de plantación de viñas y al parecer no se preocupan por la situación de los mercados de exportación. Brasil está, pues, a punto de confirmarse como el otro agujero negro para el vino europeo junto a la India. En este último caso sí que se han rebajado los aranceles merced a las presiones de la Organización Mundial del Comercio, pero han encontrado pronto un eficaz sustituto en un Estado federal: se rebaja el impuesto nacional pero suben los que aplica cada uno de los Estados.
El resultado final es el mismo. Con el encarecimiento brutal de sus vinos en Brasil o la India, los europeos ven drásticamente recortada su capacidad de colocar sus vinos en esos grandes mercados en plena expansión.
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