miércoles, 30 de mayo de 2012

WEINERT TRANSMITE EL AMOR AL VINO



El que ya considero mi amigo en los quehaceres enológicos,  Miquel Menacho nos descorchó  ayer por la noche en la cava comedor del mejor restaurante de vinos de Santa Cruz “Michel Angelo”, acompañados por el inmenso Carlos Suarez -este loco de la cultura del vino - y de Felipe Duarte, una botella de estas que te hacen recapacitar y volver a las esencias de la sinfonía del buen vino. No era una bodega ni mosto para echar cohetes, pero si tenía toda el alma del vino hecho con amor, paciencia y buen hacer.

Me han contado que al bajar a las cavas de esta bodega se entra en un mundo místico, mezcla de sabiduría y magia, donde el arte enológico y la bondad de la tierra mendocina se unen para sorprendernos. Esto también se notaba mientras los aromas acariciaban tu pituitaria. Ahí en este espacio de la cultura del vino, en esta Universidad del buen hacer enológico  son fieles al añejamiento en toneles de roble francés.

Realmente me sorprendió, de un color intenso con matices violáceos y un aroma afrutado, con la esencia de ciruelas, cerezas, tabaco y especias. Se caracteriza por un cuerpo bien estructurado y un final largo y suave, en boca se repetía el carrusel de sabores acentuados por el regaliz y el eucalipto.

Realmente carnoso y seductor con un estructura firme pero a la vez sedosa en paladar y de largo caudalí.

Según me cuentan, por haber tocado madera durante 3 años, el precio de la botella es para sonreír. Ojalá lo tengamos pronto en Santa Cruz. No dejaré pasar la oportunidad de visitar esta bodega.

Por cierto no he nombrado todavía la bodega…. Grábese este nombre simplemente Weinert de Mendoza. !!! Que vinazo!!!

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