martes, 16 de abril de 2013

El proceso biológico del vino



El proceso biológico del vino se refiere a la fermentación natural del mosto uvas para obtener vino. En este proceso se necesitan dos cosas, levadura y azúcar; y se origina cuando esta última es consumida por la levadura que convierte aproximadamente la mitad en alcohol y lo restante en dióxido de carbono (conocida como carbonatación).

Fermentación del vino
Antes de la fermentación, para hacer vino se cosecha la uva y se las aplasta suavemente (de manera tradicional, con los pies; o de manera industrial, con máquinas) para liberar el jugo azucarado, llamado mosto y exponerlo a las levaduras. Una vez obtenido el jugo de uva, se deposita en unos recipientes para esperar la fermentación: Proceso biológico del vino.
Esto sucede porque las uvas están llenas de azúcares naturales y las levaduras se encuentran en la piel o cáscara de la fruta.

Levadura
El vino debe principalmente su complejidad, sabor y aroma a factores externos, es decir, el lugar donde se cultivó la uva. La explicación se encuentra en que el tipo de cepas utilizadas varían ampliamente entre una y otra, y a su vez influyen en la levadura de la uva.

Azúcares
Aunque el vino natural se fermenta únicamente con sus propios azúcares, existe un proceso llamado Chaptalization o Chaptalización, técnica que añade azúcar al jugo de uva durante la fermentación para, de esta manera, aumentar el nivel de alcohol por volumen en el vino terminado.
Este proceso se dice fue inventado por Jean Antoine Chaptal y se utiliza con uvas cultivadas en el norte, que al ver menos el sol tienen menos azúcar y por consiguiente bajo contenido alcohólico.

Etapas de fermentación

Primaria o Aeróbica
Dura usualmente entre los tres y cinco primeros días, y es donde se produce el 70% del total del proceso de fermentación. En esta etapa el recipiente donde se encuentra el jugo de uva debe estar en contacto con el aire, que juega un papel importante en la multiplicación de células de levadura.

Secundaria o Anaeróbica
Aquí se lleva a cabo el porcentaje restante de la fermentación y suele durar entre una y dos semanas, después de los primeros 3 a 5 días de la etapa primaria, aunque depende de la cantidad de nutrientes y azúcares aún disponibles en el juego de uva.
 Esta etapa de fermentación es mucho más lenta y con una nula o mínima exposición al aire libre, por ello se debe cerrar el recipiente. En este momento la levadura deja de multiplicarse y empieza a convertirse el alcohol.

martes, 26 de marzo de 2013

SE ACABÓ LA SINFONIA DEL ROBLE


Si hace cinco o diez años probabas un vino caro en una cena, no hacía falta que fueras un experto para notarlo: sobresalían las notas de roble. Eso era lo que podías decir sin temor a equivocarte ya que prácticamente todos los vinos de alta gama habían pasado largo tiempo en barricas y tenían a la madera en primer plano, tal vez junto con notas de humo y café.
Ahora, lo que despectivamente llaman “la sopa de roble” ha pasado de moda. ¿Por qué pasó de moda la madera? ¿Qué ocurrió para que cambiara tanto el panorama? Principalmente dos cosas: por un lado, la evolución del gusto en los consumidores; por otro, el precio del roble.
Según el enólogo Alejandro Vigil de catena Zapata “Llegó la hora de darle un lugar claro al vino y al terruño, la de hacer vinos de paladar amigable, aptos para todo el mundo”.
Se buscan vinos con  un aroma conocidos, un guiño de confianza y seguridad, que se transformaba en un sinónimo de calidad.
Antes la madera vendía y el roble fue el recurso más efectivo que hallaron las bodegas –aquí y en el mundo– para contarle al consumidor que había un nuevo estilo de vinos. Y que si la novedad se pagaba con plata más era porque el vino tenía una larga crianza comprobable por cualquiera.  Hoy, sin embargo, las cosas empiezan a cambiar.
De los 1100 vinos que se cataron este año para la guía Austral Spectator, la guía de vinos que prueba y puntúa a ciegas vinos argentinos, resultó evidente la caída en el protagonismo de la madera: sólo un 2% de los ejemplares catados resultaron maderizados, cuando hace cinco años esa cifra ascendía a 30% y más.
Aso pues para que sirven las barricas, Hay que empezar por entender que las barricas sirven para estabilizar el vino y hacerlo longevo. Es un proceso químico que toma varios meses y que se traduce en la siguiente ecuación: a mayor tiempo de crianza, mayor grado de estabilidad.
Ahora la guarda cada vez es más difícil por tanto el mercado va “aquí te compro aquí te tomo” Se prefieren otros aromas otros sabores menos complejos. Como consecuencia de este proceso, si el roble de la barrica es nuevo, cede aromas, sabores y taninos que son los responsables de hacer que un vino engorde en su volumen y adquiera la nota de vainilla, humo y tostados. Es decir, que gane gusto a madera. Pero si el roble ya cedió esos componentes una vez, la barrica comienza a funcionar como una máquina que solo microoxigena al vino, sin otorgarle sabor.
La nueva movida es apostar por crianzas más cortas y hacerlo en barricas de segundo y tercer uso. ¿Tres meses nada más? El mismo dato hace cinco años hubiera sido vergonzante. Hoy, en cambio, es un signo trendy y de buena salud gustativa. Pero no es el único argumento.
Se busca vino argentino es el terruño. Es verdad, hace mucho tiempo que escuchás esa palabra y hasta ahora significó poco o nada, porque el carácter de la tierra siempre quedó opacado por el estilo dominante, en el que la madera y la sobremadurez de la uva desplumaban cualquier sello de terroir, de los varietales y de todo aquello que es vibrante, seductor y joven.

viernes, 22 de marzo de 2013

PARA OPINAR HABLAR Y HACER CALLAR



Cada vez que se descorcha una botella se destapa alguna polémica. Que si los vinos van fríos, que si el capuchón bueno es el de estaño, que el corcho sintético es una falta de respeto y tal. Y eso es así, un poco porque en el vino todo es materia de opinión.

Para cortar por lo sano la próxima vez que se destape una botella, en esta nota despejamos diez puntos a favor y en contra de cada una de las charlas clásicas en la materia.

No al hielo en la copa. Para los bebedores de tinto como aperitivo, como compañero de comidas y como quitapenas a contar de las 11 de la mañana, el hielo en la copa es un factor fundamental. Con esas rocas heladas además de bajarle la temperatura, lo diluyen y se evitan la mamúa. Pero a la hora del buen sabor, lo mejor es enfriar el vino en la heladera y alternar una copa de vino con una de agua. El efecto es el mismo. El sabor, no.

Sí a los tragos. Hay una eterna polémica entre los adoradores de la sangría y los puristas del vino. Y la verdad es que en el tema de las combinaciones, ambos tienen razón. Por un lado, los buenos vinos se beben puros. Por otro, los malos o mediocres, ganan mucho con unas rodajas de durazno y azúcar en una eterna y refrescante sangría. Y eso, para no hablar de la coctelería moderna que hoy emplea espumantes para hacer ricos Spritz –como Aperol, con Norton Cosecha Tardía- el tragos de moda que combina bitters con vinos espumantes.

Sí a la fruta. En materia de tintos el mundo se divide en: “a favor de la madera” y “en contra de la madera”. Los primeros argumentan que sin roble un vino no es vino, mientras que los segundos afirman que el roble tergiversa el sabor de la uva. En Bien Jugoso estamos a favor del equilibrio, que siempre se logra cuando la madera no es evidente y la fruta lleva la voz cantante. Para beber madera, sino, siempre será mejor un buen Bourbon.

No al decantador. ¿Cuántos vinos de las décadas de 1970, 1980 o 1990 tomás a la semana? ¿Ninguno? Entonces olvídate del decantador, que sirve precisamente para oxigenar los vinos viejos y a la vez evitar que las borras lleguen a la copa a enturbiar el trago. Gastar dinero en una aparatoso decantador es más bien una inversión para la vitrina de los trofeos que una compra para el uso corriente.

No a los puntajes. Fueron y todavía son una moda: ponerle una nota a un vino es reducirlo a poco y nada, pero también sirve para decirle a un consumidor que, al menos a los ojos del juez, un vino de 93 puntos es más valioso que otro de 90. Ahora, ese mismo juez, con ese mismo vino, en una segunda oportunidad, podrá cambiarle el puntaje. Y eso, para no hablar del consumidor que con toda justicia no sabrá diferenciar entre los 89 y los 90 puntos. En todo caso, siempre será mejor el viejo y mal ponderado: “gusta” y “no gusta” que ahora reedita (y mal) Facebook con su iconografía de pulgares arriba.

Sí a los cupage. Parece mentira, pero en la calle hay gente que suelta de cuerpo afirma “yo solo bebo Cabernet” o “sólo Malbec”. Qué disparate. Es en los cortes o cupage donde se consiguen siempre las mejores expresiones. Es en ellos donde se conservan los misterios del sabor y el arte de las bodegas.

Sí al terruño. Cada vez más se habla en nuestro medio de tipos de suelo y terruño. De hecho, en el último año, algunas bodegas avanzaron sobre el tema y presentaron tintos de una misma línea elaborados con distintos suelos. Para el consumidor de paladar negro, en un futuro será importante distinguir entre suelos para conocer el sabor de los vinos. Eso se nota con la piedra gris de los vinos procedentes de Chile.

No al coulot. Otro clásico es observar la base de la botella y determinar, si esta es cóncava, que se trata de un buen vino. Nada más falso. El coulot, como se lo conoce, no es un índice de calidad o de sabor. Indica, sí, que el bodeguero gastó más plata en la botella y que a usted le costará un poco más de dinero adquirirla. La endidura del culo de la botella es propia de la fábrica y la maquina que hace las botella y no otra tontería que dice que  sirve para que el sommelier se luzca asiéndola con propiedad entre el dedo pulgar y el índice y sirva el vino estirando el brazo cuanto puede en un marasmo que le da una pátina de distinción.

Sí a los blancos y rosados. No me cansaré de decirlo: en nuestro mercado hay una suerte de apartheid invertido que segrega a blancos y rosados respecto de los tintos. Y se da el caso absurdo de gente que no los prueba porque sólo los tintos le resultan viriles. Dele una oportunidad y verás qué sorpresa te llevás al descubrir tus prejuicios de color. Acá tenés algunas opciones blancas; probá variedades como el Risling alemán , Souvignon Blanc Chileno, Torrontes Argentino  o en España Verdejo o Rueda… y alucina.

Sí a las burbujas en toda ocasión. El cava, el champagne o  los espumantes marida horizontalmente  con todas  las comidas. Para más datos, probá con unas papas fritas delgadas y crocantes con un rosado cobrizo de burbujas firmes.

Inspirado en PLANETA JOY 

miércoles, 13 de marzo de 2013

SABER DE VINOS



Si Querés dar los primeros pasos para saber y entender de vinos te recomiendo que vaya aprendiendo el vocabulario básico de la cultura del vino

Varietales. Son los tipos de uvas con que se hacen los vinos. Y si bien no siempre fue así, en los últimos 20 años es la regla dominante. Esto significa que a la hora de elegir uno hay que partir de saber qué gusto tienen las variedades de uva (que se emplean en un 85% de pureza, con un 15% destinado a otras). Las tintas más comunes son, en orden decreciente de cuerpo, Cabernet Sauvignon, Malbec, Bonarda y Pinot Noir; los blancos, por delgadez y frescura decreciente, serían Sauvignon Blanc, Torrontés y Chardonnay. Todos ellos se destacan por tener el sabor frutal en primer plano.

Cortes o Coupages: con estas dos palabras  se conocen las combinaciones posibles de variedades de uva (cuando ninguna está el 85%). Mientras que en los varietales el truco es conocer el sabor de cada uva, en los coupage el truco es conocer el estilo de las marcas. Por regla general, tienden a ser más complejos en la medida en que avanza en precio, aunque los vinos más baratos, los que están en la base de la pirámide, también son de este tipo.

Reserva vs. Gran Reserva: Desde que en el Nuevo Mundo se adecuó a las normativas internacionales a comienzos de la década pasada, reserva es aquel tinto que fue criado al menos 12 meses en barricas de roble, mientras que son 6 para los blancos. De ahí que los vinos tengan aroma y sabor a madera y que, precisamente por el aporte de roble, resulta amplios y voluminosos al paladar y son estables y longevos. Para llamarse Gran Reserva, en cambio, el tiempo de crianza en un tinto asciende a los 24 meses y en los blancos a los 12. Y por regla general refuerzan el tono de los reservas y son más imponentes y más caros, también. Bien es verdad que en el Nuevo Mundo , no hay tribunal que haga cumplir estas reglas y podés encontrar etiquetas que lucen un “Gran reserva” y sólo han tocado el roble de costadillo

¿Y si dice Roble? Con lógica impecable, cuando se nombra a la madera en la etiquetas se dice que el vino estuvo en contacto con ella pero no que fue en barricas, sino en formas alternativas como dados, duelas o chips, es decir trozos de madera de distinto calibre. La distinción es importante porque en este caso el roble funciona como un condimento y no ayuda a la longevidad ni estabilidad del vino. El precio, lógicamente, es menor al de un Reserva.

Año de cosecha: A diferencia de otras bebidas alcohólicas –como el Scotch o el Ron, en que el número de la etiqueta marca la edad del menor de los destilados empleados- el año que figura en la etiqueta de un vino indica cuándo fueron cosechadas las uvas, y por tanto, es un índice de su edad real. Los varietales son jóvenes y suelen llevar la cosecha del año en curso, o a lo sumo de año anterior; los reservas y gran reservas, por haber pasado tiempo dentro de la bodega, naturalmente se venden siempre con dos o tres años de retraso respecto del año en curso. Como último dato, hay que saber que un vino cambia de sabor añada tras añada.

Single Vineyard o vinos de viñedo único. Forman una avanzada dentro de la vitivinicultura local, ya que son vinos elaborados siempre con las uvas de un mismo viñedo. Así, buscan prestigiarlo en la medida en que los vinos sean extraordinarios, porque el origen es lo único que no se puede copiar en este mundo. Por regla general son escasos y más caros.

Cosecha Tardía o Late Harvest. El nombre alude al hecho de que son vinos –generalmente blancos, aunque hay tintos también- que fueron elaborados con uvas sobremaduras. (Cosecha tardía) Y eso hace que sean muy especiales: conservan azúcar que no puede fermentar –porque su concentración es muy alta- y en el caso de los blancos, son tan dulces como la miel mientras y desarrollan otra paleta de sabores, con trazos cítricos maduros y flores secas. Funcionan muy bien con patés, quesos azules y queso aromáticos en general, y suelen venir en botellas de 500ml. No confundir con los Dulces Naturales, que son vinos que conservan azúcar porque la fermentación fue detenida adrede. Estos últimos son más accesibles, claro está.

Fortificado o encabezados. Son un invento portugués y su vino más famoso es el Oporto. Pero en nuestros soleados terruños se hacen buenos ejemplares. Para ello se cosecha la uva tinta bien madura y mientras el mosto está en plena fermentación, se le hace un agregado de brandy o grapa, de forma que la graduación alcohólica se fija entre 16 o 20%, paraliza la fermentación y conserva parte de sus azúcares. El resultado es un vino dulce y potente, que sabe a golosina y que aporta una cálida cuota etílica. Candidatos para noches frías,  combina bien con chocolates negros, frutas secas o quesos fuertes.

BRUT en los espumantes:  Las burbujas se clasifican según su dulzor. De ahí que las categorías partan de los que son secos –es decir, sin azúcar residual-  y se llaman Nature, luego siguen Brut Nature, Extra Brut, Brut, Sec, Demisec y Dulce. Hasta los Extra Brut se pueden considerar secos al paladar y destacan por su frescura. De ahí en adelante, avanzan hasta ser francamente una espuma edulcorada. Los primeros son más difíciles de lograr. De ahí que sean más caros.

Fuente JOY

martes, 12 de febrero de 2013

¿ Cómo es el mejor Cabernet del Mundo?



Hace unos días os comunique que la Asociación Internacional de Periodistas y Escritores  sobre Vino  cuya sede central está en EE UU eligió como mejor Cabernet Sauvignon del mundo al elaborado en la bodega mendocina Otero Ramos.

Tengo es privilegio de conocer está bodega que es regentada por la familia Otero Ramos una bodega de las que ahora se denominan “Boutique” y que cuida con esmero todos los detalles desde la curvatura de un tubo a las flores del jardín, desde un terroir delicado a la vendimia en su mejor momento.

Seguí investigando pues si bien doy fe que esta Bodega está a la altura de las más grades siendo chiquita y puede conseguir este y muchos y más premios, quería saber qué enólogo estaba detrás de este galardón, como decimos en el argot enológico quien era el padre de esta criatura.

La verdad que tenía mis sospechas y acerté el padre del mejor cabernet del mundo no es otro que uno de los mejores enólogos del cono sur y del mundo,  mi amigo y mejor persona Sergio Correa Undurraga.

Lógicamente al instante le felicite por este “nuevo hijo” y el como padre orgulloso de tal criatura me canto sus cualidades, calidades y virtudes. Que hoy en exclusiva os hago conocer en CBV.

Sergio me comentó  “Es hijo mío y del equipo de la bodega y viña de Otero Ramos” Más adelante y con la sonrisa entre los labios afirmaba “. Es un gran vino y estoy muy contento por la familia Otero quienes se han esforzado muchísimo en su proyecto que hoy día es una realidad”

Del  Extramuros Gran Reserva  2007 Cabernet Sauvignon  de la Bodega Otero Ramos (Mendoza Argentina),  de este mejor  Cabernet del Mundo, su papi nos comentó:

ASPECTO VISUAL: “Este vino tiene  rojo intenso, con un matiz rubí  brillante”

AROMAS  “En aromas existe la tipicidad de la variedad, con un casis maduro, ciruela negra,  cereza negra, especias de vainilla y clavo, ligera nota ahumada, pimienta negra, cacao y tabaco.”

EN BOCA:  “Es de gran estructura y ataque, taninos intensos, maduros, suaves y cálidos, fruta negra  y roja madura, especias, aparece la pimienta negra. Retrogusto cálido, largo e intenso.

Felicidades a la familia Otero Ramos, que cómo ya dije hace tres años, esta bodega estaba hecha para hacer cosas muy grandes y eso que quien escribe no es profeta ni hijo de profeta, pero como dicen los chilenos se se al tiro cuando una bodega se hacen las cosas bien y cuando se hacen las cosas al trasvasillo, y me preguntaran ¿Cuándo se hacen las cosas bien? Cuando se pone amor, pasión y sabiduría y este es el secreto de la familia Otero Ramos y de mi amigo Sergio Correa de Undurraga.

viernes, 18 de enero de 2013

EL VINO EN TU CELULAR



No te preocupes, si no eres un entendido en la materia, o si te hablan de vinos, y todo te suena a chino. La solución está en tu celular, y la puedes llevar en el bolsillo. La siguiente selección de aplicaciones te ayudará a convertirte en un auténtico enólogo o sumiller, salvando las distancias. Toma nota y amplía conocimientos.
Snooth Wine Pro iPhone (4,49€)
La plataforma web Snooth.com es toda una referencia en lo que a información sobre el vino se refiere. Su aplicación móvil Snooth Wine Pro permite al usuario llevar un registro propio de sus vinos favoritos, al mismo tiempo que le proporciona una amplia información sobre el vino que va a beber. Bastará con una simple fotografía de la botella para que el app la reconozca entre las más de millón y medio de etiquetas de vino de su base de datos, teniendo toda la información al instante. Además, Snooth Wine Pro también es capaz de comparar precios, e indicar el lugar dónde se vende más barato al punto en el que el usuario se encuentra.
Vinos y Bodegas de España iPhone (Gratis)
Esta aplicación de Apps Capital es un imprescindible en nuestro móvil, si queremos conocer la extensa variedad y calidad de caldos que podemos encontrar en nuestro país. Lo más cómodo de Vinos y Bodegas de España es que te permite filtrar búsquedas por el tipo de vino, por el nombre de la bodega e incluso por la región. La aplicación también dispone de una práctica función como la de localizar sobre el mapa cada bodega de su exclusivo directorio.
Guía Vinos Gourmets Android (Gratis)
Otra interesante guía de vinos. La Guía Vinos Gourments 2012 tiene alrededor de 5.000 vinos españoles registrados, de entre los cuales proporciona una detallada descripción de la cata de 1.100 vinos, y proporciona información sobre más de 1.200 bodegas y todos sus vinos asociados. Su novedad reside en el catálogo de las tiendas de vino más conocidas, así como en el calendario de las festividades, vinculadas al vino, más importantes de España.
Vino - Lista, ratings, Bodega Android (Gratis)
Metosphere ha desarrollado este app exclusivo para Android, y se trata de una funcional herramienta para productores de vino, ya que Vino-Lista, ratings, bodega es capaz de administrar la actividad de una bodega mediante el registro de los vinos por fecha, la producción de la vendimia e incluso la ubicación de las botellas. El escaneado del código de la botella nos permitirá identificarla al instante. Además, esta aplicación también nos ofrece la oportunidad de leer los comentarios de otros usuarios en su comunidad de vinos. También hay una versión de pago disponible sin publicidad.
Hello Vino iPhone (Gratis) Android (Gratis)
El personal de Drive Thru Interactiva ha diseñado la aplicación perfecto para los que no somos muy entendidos en vinos, porque Hello Vino nos proporciona las recomendaciones de los mejores sumilleres, y que tenemos a nuestra disposición en el momento que más lo necesitemos. Esta aplicación nos sacará de un apuro bien en una ocasión especial, o bien a la hora de elegir un caldo como regalo. Las recomendaciones se realizan teniendo en cuenta nuestros propios gustos personales o en función de la comida que tengamos programada. Una de sus últimas novedades es la función de reconocimiento de etiquetas de vino por medio de una foto.
Vinos y Añadas iPhone (Gratis)
La aplicación de Ingens Networks parte de la base de que el precio de un vino no determina su calidad. Es por ello que Vinos y Añadas es la aplicación que nos ayudará a realizar la elección acertada. Ofrece información sobre la calidad de las cosechas, atendiendo a los criterios del año y de su denominación de origen. Su versión mundial cuenta con bodegas y denominaciones de origen de una gran cantidad de países, desde América del Norte, pasando por Europa, hasta Sudáfrica o Australia.
DrinkFit iPhone (1,59 €) Android (1,08€)
Aunque nos salimos un poco del guión, y para rematar este listado os presentamos una curiosa aplicación que no vendrá nada mal después de tanto vino. DrinkFit nos permite saber la cantidad de calorías y carbohidratos que hemos ingerido con una copa de vino. En realidad con cualquier bebida alcohólica, ya que la aplicación dispone de una base de datos de más de 1.600 bebidas con su información nutricional. Una buena alternativa si no queremos pasarnos de la raya.

martes, 15 de enero de 2013

Plan Estratégico Chile 2020 Mercado internacional: mito o realidad?

Sergio Correa de Undurraga

La industria del vino chileno se ha planteado un  gran desafío para alcanzar el año 2020 unas exportaciones de vino que lleve a Chile a recibir US$ 3.000 millones por ese concepto, alcanzando  un precio promedio de más de  US$ 35 por caja lo que equivale sobre  700 millones de litros, que sumados a los   17 litros per cápita de consumo que las mismas autoridades se han propuesto para ese año  y proyectando, según las estadísticas solo a 18.2  millones de habitantes en nuestro país en el año 2020,  se alcanza a 309 millones de litros que  sumados a las exportaciones de vinos a granel y otros envases, estimadas en 250 millones, nos da una suma sobre los  1.250 millones de litros de vinos, cifra que en la actualidad los viñedos no pueden producir, ya que según el Servicio Agrícola y Ganadero solo existen  hoy día  alrededor de 125 mil hectáreas que no pueden entregar el total de los vinos de la calidad deseada..

Para alcanzar la meta propuesta, los viticultores deberían plantar al menos  35 mil hectáreas  para llegar a tener  un total de 160 mil hectáreas y estas tendrían que producir en promedio,   sobre las 10 toneladas por hectárea, lo que a mi juicio es tremendamente difícil, dado la  ubicación  y la antigüedad de los viñedos chilenos, su terroir  y según investigadores, falta de producción constante debido a que la mayor parte del viñedo no es clonal.  Si a lo anterior se suma el  valor de  la plantación (US$ 525 millones costo de una plantación tecnificada)  y la espera de 3 años para obtener la primera producción, veo aun mas difícil  lograr   la meta propuesta.

Por otro lado si se analiza la situación del mundo consumidor de vinos chilenos, se observa una crisis grave en los países comunitarios, también en los Estados Unidos de América y en menor grado en algunos países consumidores de Latinoamérica. ¿Qué nos queda? Sin duda el Asia y dentro de ella, principalmente China que cada día más demanda  los vinos de Chile, pero la pregunta es  ¿será capaz el Asia de consumir todo lo que actualmente no están adquiriendo  los países que importan vino chileno? Yo no me confiaría, debido a que decenas de países productores como el nuestro, están buscando el mismo mercado, ya que dada la situación  económica del mundo a ellos le pasa lo mismo que Chile o incluso peor.  Difícil situación.



Si se analizan las cifras proyectadas por Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), donde Chile es parte de ella  junto a otros 33 países, el escenario no mejora, ya que esta organización predice que los países miembros crecerán  su Pib solo en un 1.6% este año y 2.2% el 2013. Ahora mirado al  año 2020, se proyecta que Chile tendrá  un Pib promedio de no más que 4%, comparado con Estados Unidos con un  promedio de  menos de 2% y Europa no más de 1.8%.  Otra vez la salvación estaría en países como China que lograría un crecimiento promedio de su Pib de un 6% e India con 6.7%, por lo cual sugeriría poner algunas fichas desde ya en este país, que por motivos religiosos consume poco vino.

No me cabe la menor duda que desde un punto meramente cualitativo, nuestro país puede exportar su vino a precios mucho mayor al actual precio promedio  cercano a los US$ 29 por caja de 12 botellas,  ya que  Chile posee condiciones naturales para producir uvas de alta calidad lo que, sumado a  buenos empresarios, buena tecnología, buenos Enólogos y Viticultores, el resultado  es y seguirá siendo  muy bueno. La gran duda  que a mí surge, es que si será posible  o no, que  los cientos de productores chilenos pueden subir sus precios  tan violentamente y seguir viviendo. Mi modesta opinión se acerca más al  no, creo que  la mayoría de ellas,  saldría del mercado para siempre y probablemente se convertirían solo en empresas exportadoras de vino barato.

Por otro lado surge la interrogante  si  otros países como por ejemplo, Francia, Italia o España permitirán que el vino Chileno se meta en esos nichos donde actualmente ellos están o si  los consumidores internacionales  reconocerán una posición distinta a la que el mercado mundial tiene sobre  los vinos chilenos como bueno, bonito y baratos.

En síntesis creo que la industria vitivinícola chilena para alcanzar el objetivo planteado,  debe trabajar muy unida bajo un precepto único: que todos los actores que hoy conforman este rubro salgan bien parados, tanto los pequeños, los medianos  y grandes productores, de lo contrario seguiremos viendo  que Chile sigue exportando algunos de sus v vinos a US$ 16 o  US$ 18,  la caja de 12 botellas.

Sergio Correa Undurraga