Personajes como éste levantaron
el siglo pasado en Hollywood la 'fábrica de los sueños'. Años 50, Jean Leon y
James Dean preparan la apertura del restaurante más glamouroso de Berverly
Hills. El accidente mortal del actor deja sólo en la aventura a Leon, que sí
convierte La Scala en lo que se prometía, el refugio de lo más granado de
Hollywood.
Marilyn Monroe, Zsa Zsa Gabor,
John Fitzgerald Kennedy, Dennis Hopper y David Janssen, entre otros, encuentran
aquí un lugar a salvo de objetivos, donde Leon, cautivador, confidente y
vividor, tiene siempre una mesa disponible. Nadie sospecha, ni siquiera su
mujer, que Jean Leon era, en realidad, Ceferino Carrión, un santanderino que
años antes se había embarcado como polizón en un barco hacia América huyendo
del servicio militar.
Años 60, La Scala tiene tal éxito
que se convierte en un mito más de Hollywood. Pero Leon, incombustible
perseguidor de sueños, busca entonces un nuevo hito en su biografía: una
bodega, la suya, y un vino, con su nombre, que sea capaz de competir con los
grandes vinos franceses y deleitar a lo más exclusivo de su clientela en La
Scala. Pero no será en California, sino en España donde plante sus viñas.
El vino de Jean Leon
Así es como nació esta bodega,
hoy perteneciente a Bodegas Torres (aunque no lo mencione en su etiqueta), en
el corazón del Penedés catalán. La finca, bendecida por la montaña y el mar
Mediterráneo que dan ese caracter único al Penedés, se convirtiría desde el
primer momento en toda una pionera: era la primera vez que en España se
plantaban cepas de Cabernet Sauvignon.
La bodega conserva intacto su
aspecto exterior, con sus formas onduladas sesenteras, y recibe más de 10.000
visitas al año, entre turistas españoles y extranjeros. Vienen hechizados por
la extraordinaria vida de este santanderino, pero también por las actividades
enoturísticas que ofrece la bodega y que van más allá de la charla y la cata
final.
Enoturismo
Pongamos ejemplos. Una de las
actividades más divertidas es el paseo en segway por los viñedos. Ese artilugio
sobre dos ruedas requiere dosis importantes de equilibrio, pero siguiendo las
instrucciones de un monitor, el segway está dominado en cinco minutos. Siempre
acompañado podrá recorrer el Pago Jean Leon y conocer en detalle las virtudes
de este terruño arcilloso, clave de la singularidad del vino.
Para los recién llegados al
apasionante mundo del vino, la bodega ofrece también un curso de iniciación a
la degustación. O, si lo prefiere, el taller Aromas a la carta, una forma
lúdica de memorizar los aromas presentes en los vinos. La bodega es también muy
solicitada para realizar grandes eventos. Cuenta además con un museo dedicado a
la vida de Leon y, por supuesto, una impresionante cava, o bodega subterránea,
donde unos leones tallados en madera custodian cerca de 1.000 barricas.
Fuente: Ocholeguas EL MUNDO
Fuente: Ocholeguas EL MUNDO
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